Septimo día.

7ª Etapa (22/08) Calzada de Bejar-Salamanca.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 74,5 km

Tiempo de pedaleo: 5:20 horas

Media: 13,8 Km/h

Salida: 7:30

Llegada: 14:30

Esta noche no nos a hecho falta aire acondicionado, el fresco de la sierra se nota y hasta me he despertado arropado con el saco de dormir. Nos levantamos a las 7 y salimos sin desayunar. La mañana es fresquita y se agradecen los manguitos, después de unos primeros kilómetros bastante llanos nos encontramos con una subida bastante dura o por lo menos así se nos hace, quizás el estomago vacío tenga algo que ver. Teníamos intención de desayunar en el primer pueblo en el que encontráramos algo abierto, pero es temprano y no encontramos nada hasta Fuenteroble de Salvatierra. Este pueblo es bastante conocido en la ruta por su párroco, el padre Blas Rodriguez, ferviente impulsor de la Vía de la Plata.

Un rico desayuno.

Un rico desayuno.

Desayunamos en una pequeña tienda de alimentación, donde amablemente nos calientan unos tazones de colacao y nos despejan unas mesas en la trastienda para que comamos tranquilos. Nos cuenta la señora que ayer mismo llegaron de un viaje con el padre Blas, en el que han peregrinado durante 12 días por las cercanías de Roma. Volvemos a coincidir con los portugueses, que han visto nuestras bicis aparcadas fuera de la tienda y han parado a comprar pan y embutido para prepararse unos bocatas. La verdad es que la idea nos tienta y al final nosotros también compramos algo para almorzar más adelante.

Si miramos el perfil prácticamente solo nos queda una dificultad montañosa reseñable hasta Astorga, y es justamente el punto más alto por donde trascurre la Vía, se trata del Pico de la Dueña y nada más salir de Fuenteroble se empieza a ascender. Primero el camino es bastante ancho y aunque va cogiendo pendiente, se rueda cómodo. El carril va atravesando dehesas y zonas abiertas en dirección norte durante casi 10 km, el camino se va estrechando y pasamos por una zona con numerosas cruces. En este punto creo que nos desviamos de la ruta, por que enseguida empezamos a bajar hacia una zona de encinas entre fincas ganaderas y no vimos ninguna indicación del Pico. Para cuando nos quisimos dar cuenta estábamos ya en Pedrosillo de los Aires, localidad que en nuestro mapa aparece a varios kilómetros al este de la ruta.

Después de desayunar almorzar.

Después de desayunar almorzar.

Aprovechamos la coyuntura para parar a almorzar los bocatas que teníamos reservados a la sombra de unos arboles.

Con el estomago lleno, decidimos rodar por carretera hasta Monterrubio y Morille, y enlazar con el camino un poco más adelante. A partir de aquí y aunque nos quedan cerca de 20 km para llegar a Salamanca, ya se puede distinguir la ciudad a lo lejos, y es que el terreno es prácticamente llano.

El puente sobre el río Tormes.

El puente sobre el río Tormes.

Nos acercamos a Salamanca por el oeste, cruzamos el río Tormes por un puente romano y desde aquí se pueden ver las catedrales, en primer plano la nueva y al fondo la vieja, nos dirigimos al centro de la ciudad, subimos por una calle peatonal de fuerte pendiente y enseguida nos plantamos bajo el pórtico de la catedral nueva. Es sábado y se nota en sus plazas y calles abarrotadas de gente.

La Plaza Mayor.

La Plaza Mayor.

Enfilamos una larga calle peatonal que desemboca en la espectacular Plaza Mayor, en cierta manera me recuerda a la plaza de la Constitución de Donosti, pero eso si, tres vez más grande. Son casi las tres de la tarde y decidimos comer antes de buscar el albergue; hace calor, pero los 34 ºC que marcan los termómetros no nos parecen gran cosa comparados con lo que hemos pasado días atrás.

Hay tres albergues en la cuidad y elegimos el municipal, junto al huerto de Calixto y Melibea. Es un edificio de gruesos muros de piedra y detalles de madera en su interior, es fresco y está bien conservado, además tiene una pequeña cocina y comedor y como pago solo piden la voluntad. Hoy también coincidimos con los tres portugueses en al albergue.

Salamanca, ciudad Patrimonio de la Humanidad, bien merece unos paseos por sus catedrales y sus numerosas iglesias, su Universidad, la más antigua de España y su magnifica Plaza Mayor. Para romper con el aire monumental de la tarde, acabamos cenando en un McDonalds, y es que un poco de comida basura de vez en cuando tampoco está mal.

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