Presentación.

 

Diario de una aventura. Vía de la Plata agosto 2009.

Antes que nada comenzare por las presentaciones, los protagonistas de esta aventura somos Julio, José, Antonio y un servidor. Diríamos que todo empezó a comienzos del mes de junio, cuando me comentaron la posibilidad de realizar la Vía de la Plata en bici, saliendo de Sevilla y terminando el Astorga. Después de haber recorrido el camino de Santiago tradicional dos veces, esta nueva ruta sonaba interesante. A favor teníamos un camino mucho menos transitado, muy factible de hacer en bici y con el interés de lo desconocido. En contra solo estaba las fechas en las que lo íbamos a realizar, por temas laborales saldríamos el 15 de agosto para Sevilla, y teniendo en cuenta el recorrido nuestro mayor enemigo seria sin ninguna duda el calor.

Estos son los cuatro valientes que hicieron la ruta.

Estos son los cuatro valientes que hicieron la ruta.

Primer día.

1ª Etapa (16/08) Sevilla-Almadén de la Plata.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 70,5 km

Tiempo de pedaleo: 4:40 horas

Media: 15 Km/h

Hora de salida: 7:20

Hora de llegada: 13:30

Comienza la aventura.. No he dormido demasiado, entre los nervios y los mojitos de la noche anterior apenas 4 horas. Salimos del Albergue Triana, en el cual hemos pasado la noche, por 14 €/persona nos dieron una habitación cuádruple con aire acondicionado. Se trata de un albergue para mochileros, utilizado sobre todo por turistas extranjeros de paso por la ciudad.

Amaneciendo en Sevilla.

Amaneciendo en Sevilla.

Pasadas las 7 de la mañana, con las primeras luces de la mañana nos despedimos de Sevilla, ya desde Triana comenzamos a seguir las fechas amarillas que nos acompañaran todo el camino. Pasamos por Santiponce, dejando atrás las ruinas de Itálica, el camino es bueno y todavía sin pendiente.

Al llegar a Guillena paramos a desayunar, Colacao y tostada con tomate, aceite y jamón por 2 €, que más se puede pedir?.

A partir de este punto comenzamos a ganar altura, primero durante un tramo de carretera y después al salirnos a una preciosa pista entre encinares. Hay un tramo en el que la pista se pone un poco trialera, pero sin llegar a hacernos bajar de la bici. Es domingo y se acaba de abrir la veda, oímos bastantes tiros y nos cruzamos con un numeroso grupo de cazadores con sus perros.

Parada en la sombra.

Parada en la sombra.

Llegamos a Castilblanco de los Arroyos y seguimos por carretera durante unos 15 kilómetros, se trata de una carretera bien asfaltada, pero con muy poco trafico. Lo cual se agradece. Es mediodía y el calor comienza a apretar, llegamos a las puertas del Berrocal, un parque forestal precioso, por lo que oímos después, pero bastante duro de atravesar sobre todo en la subida al Calvario y donde es fácil perderse. Nosotros decidimos la opción más cómoda, subir el Calvario siguiendo por carretera, en este caso no hay apenas dificultad y tras una suave bajada se llega a Almadén de la Plata.

El albergue está muy bien, amplio, limpio y con un patio interior donde poder guardar las bicis.

Volviendo de la piscina.

Volviendo de la piscina.

Aprovechamos la tarde para lavar la ropa y descansar en la piscina, por cierto en el mismo bar de la piscina se come muy bien y barato.

Para cenar no encontramos ningún bar abierto, es domingo de feria y casi todo el mundo está de fiesta, hasta los bares. Nos bajamos hasta el recinto ferial y aprovechamos para cenar en una típica caseta.

Ya entrada la noche, cuando volvíamos al albergue, nos encontramos en la puerta un Patrol de la Guardia Civil y una furgoneta de Urgencias, me acerco con curiosidad y descubro que se traen a dos peregrinos en bici. Se trata de una pareja de Irun (Manu y Soraya) que se han perdido en el Berrocal y además han tenido un problema mecánico con una de las bicis.

Segundo día.

2ª Etapa (17/08) Almadén de la Plata-Zafra.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 87 km

Tiempo de pedaleo: 5:30 horas

Media: 15,6 Km/h

Hora de salida: 7:15

Hora de llegada: 16:00

Los cerdos, pero Ibéricos.

Los cerdos, pero Ibéricos.

Esta mañana se nos une al grupo Nicola, un italiano de 55 años que nos dejaría un gran recuerdo. Salimos a las 7 y cuarto con intención de desayunar en el siguiente pueblo, El Real de la Jara, al que se llega por una carretera secundaria poco transitada y con innumerables fincas de cerdos ibéricos a los lados. A partir del Real cogemos una pista y enseguida pasamos por en Castillo de la Torres, justo en la linde que separa Andalucia de Extremadura. El castillo es de origen romano, pero le dieron la forma que conserva ahora los árabes, a comienzos del siglo XIII fue conquistado por los caballeros de la orden de Santiago. Seguimos por pista hasta cruzarnos con la N-630, por la que se sube a Monesterio. Es un repecho de unos 4 km en el que Nicola nos demuestra que a pesar de la edad está en plena forma, comienza tirando del grupo y apenas deja que José se ponga a su altura, solo a falta de 1 km le conseguimos dejar atrás Julio, José y yo. Al llegar al pueblo en cuanto nos da alcance nos dice entre jadeos “si pero yo 55 y vosotros 30 y tantos”.

Parada en Monesterio para repostar algo.

Parada en Monesterio para repostar algo.

Monesterio bien merece una parada. Nos sentamos en la terraza de uno de sus muchos bares para almorzar un plato de su afamado jamón ibérico. Entre jarras de cerveza, al final caen un plato de jamón, otro de queso (por cortesía de Nicola) y un bote de una especie de paté de ibérico muy bueno. Nicola se adapta fácil al grupo y a nuestras costumbres y ya nos bautiza como el equipo “Ítalo-españolo”. Cuando estábamos dando cuenta del plato de jamón aparece Damia, un catalán de Manresa, con pocas pintas de ciclista, que conocimos la noche anterior en Almadén.

El primer pinchazo, de Julio. (claro, no tiene tubeless).

El primer pinchazo, de Julio. (claro, no tiene tubeless).

Al final la parada en el pueblo ha sido más larga de lo deseado y se nos ha ido el tiempo, nos dan más de las 12 y todavía queda la mitad de la etapa, antes de salir llenamos bien nuestros botellines con agua y hielo. Es increíble como se calienta el agua en apenas media hora , por lo que siempre que podemos metemos hielos. Atravesamos Monesterio y cogemos pista para adentrarnos en la Dehesa, a los pocos kilómetros sufrimos el primer pinchazo, es la rueda trasera de Julio, parada de 5 minutos a la sombra de una encina y a seguir.

Pasamos por Fuente de Cantos y Calzadilla de Barros, a partir de aquí el paisaje cambia, se hace más extremo, con pocas sombras y terreno árido.

Con un sol de justicia y el termómetro de Nicola marcando 43 grados , llegamos a Zafra. Son las cuatro de la tarde, nos alojamos en el Albergue Turístico Alba-Plata, situado en un antiguo convento, sus gruesos muros hacen que este fresco en el interior aun con 40 grados en el exterior.

Parada en el Dia para comprar algo de comida y bebida.

Parada en el Dia para comprar algo de comida y bebida.

Entre instalarnos, ducharnos y demás nos dan las cinco y a esas horas no hay nada abierto para comer, por aquí entre las cuatro y la seis no queda abierto ni el Telepizza, la siesta es sagrada. Al final no nos queda otra que pasar por el Dia% y comprar material para hacernos unos buenos bocatas.

Ya cayendo la tarde salimos a visitar la ciudad, merece la pena pasearse por las entrañables Plaza Grande y Plaza Chica y tomarse unas cervezas en buena compañía. Solo es el segundo día y ya somos dos más para cenar, Nicola y Damia ya parecen del grupo.

Tercer día.

3ª Etapa (18/08) Zafra-Merida.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 78 km

Tiempo de pedaleo: 4:30 Horas

Media: 17,3 Km/h

Salida: 8:00

Llegada: 13:30

La salida de Zafra se hace en dirección al alto de San Cristóbal. La cuesta es empinada y recién levantado y con el estomago vacío se hace dura; pasado el alto, el resto de la etapa es bastante llano y con pocas sombras, pues atravesamos zonas de viñedos y la vegetación es baja.

No solo la tierra era rojiza.

No solo la tierra era rojiza.

El camino es bueno, de tierra rojiza y solo se puede complicar en época de lluvias, donde el barro nos dejaría clavados en el camino, pero afortunadamente no es el caso. Desde Villafranca de los Barros a Torremejia, se atraviesa una distancia de 27 km sin ningún pueblo ni fuente a la vista. Los escasos peregrinos que los encontramos haciendo el camino andando nos merecen todo nuestro respeto, pues con las condiciones de calor y escasez de agua nos parece una pasada completar una sola etapa.

En Zafra nos recomendaron ir al Albergue Juvenil en lugar del Albergue Municipal, pues la condiciones de este último no son las más adecuadas. El Albergue Juvenil está al final de un polígono industrial que se extiende paralelo al río, después de unos 4 km llegamos y nos encontramos con la decepción de no poder quedarnos pues esperan la llegada de un grupo de escolares y está completo.

Con la mala leche reflejada en nuestras caras nos damos media vuelta para dirigirnos al Albergue municipal. De camino nos encontramos a Damia y después de darle la mala noticia decide venirse con nosotros.

El puente Romano.

El puente Romano.

Entramos en Merida cruzando el Guadiana por su puente romano, el más largo del imperio. Nicola está al borde del éxtasis y proclama orgulloso “la mano di Roma”. Nada más cruzar el puente nos encontramos con una escultura donada por la ciudad de Roma a Merida en la que se representa a la loba amamantando a Romulo y Remo. Nicola nos cuenta que la ciudad de Merida se fundo como sitio de retiro de los grandes militares en agradecimiento a sus años de dedicación al Imperio.

Todo lo que nos habían contado sobre el albergue se nos muestra como cruda realidad. Se trata de un antiguo molino situado en un entorno precioso, pero muy mal conservado, la limpieza en su interior es nula y las duchas son de lo más cutre que nos encontariamos en todo el camino, además al tratarse de un edificio de una sola planta, hace un calor insoportable.

Alguna joyas de Merida.

Alguna joyas de Merida.

Después de asearnos y cambiarnos aprovechamos para ver la ciudad. Con un pase de 10 € se pueden visitar todo el conjunto monumental. A nosotros solo nos dio tiempo de ver la Basílica de Santa Eulalia, el Circo Romano, la Casa del Anfiteatro, donde están los mejores mosaicos, y el Anfiteatro y Teatro Romano, este último es el más espectacular, pues está muy bien conservado. Es el único edificio que ha vuelto a cumplir su función original, celebrándose en él, desde 1993, el Festival de Teatro Clásico. La tarde que lo visitamos, lo estaban preparando para la representación de Medea.

Aquí estamos todos los que nos juntamos.De Iz. a Dch.: Damia, Julio, Nicola, Antonio, Ramón, Jose y Danielle.

Aquí estamos todos los que nos juntamos.De Iz. a Dch.:
Damia, Julio, Nicola, Antonio, Ramón, Jose y Danielle.

Durante la tarde conocemos a Danielle, otro italiano compañero de Nicola, que salió de Sevilla un día después que nosotros. Tienen pensado llegar a Santiago por el camino Sanabrés sobre el 25 de agosto, por lo que a partir de mañana les esperan 110 km diarios para poder llegar a tiempo. También conocemos a Anett, una alemana que está haciendo la vía andando y que según nos cuenta ha recorrido 44 km en la etapa de hoy, solo de pensarlo me entran sudores.

Volvemos al albergue después de cenar todos juntos, al entrar en el “barracón” nos damos cuenta que la temperatura apenas ha bajado, el termómetro marca 34ºC en el interior, va a ser una noche muy larga….

Cuarto día.

4ª Etapa (19/08) Merida-Caceres.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 83 km

Tiempo de pedaleo: 5:10 horas

Media: 15,7 Km/h

Salida: 7:00

Llegada: 15:30

La salida de la ciudad se nos complica más de lo normal, entre la mala señalización y las obras, para cuando cogemos la carretera al embalse de Proserpina, llevamos ya 3 o 4 kilómetros extra.

Amaneciendo a la salida de Merida.

Amaneciendo a la salida de Merida.

Al final el retraso nos viene de perlas, pues nos coincide el amanecer con el paso por la vieja presa romana, ofreciéndonos unas vistas preciosas.

A partir de aquí, abandonamos la carretera para coger un camino que nos introduce en un espléndido bosque de encinas, es una pista blanquecina con zonas de arena que hacen que nuestras ruedas delanteras derrapen de lo lindo.

Desayunamos en Aljucen con los dos italianos y Damia que aparece al rato de llegar nosotros. Después de llenar el estomago seguimos marcha siempre por caminos entre encinares, hoy es el día que más cochinos ibéricos estamos viendo, muchos incluso en mitad el camino, sin ninguna valla de por medio. La verdad es que no nos hacen demasiado caso, ellos siguen a lo suyo comiendo bellotas.

Casa de don Antonio

Casa de don Antonio

Cruzamos el río Ayuela por un puente romano antes de entrar en Casas de Don Antonio, donde paramos a coger higos y moras. A partir de este pueblo la vegetación empieza a escasear, y por supuesto también las sombras. Casi a la altura del aeródromo de la Cerbera, en una zona de bajada, clavo la rueda delantera en una montonera de arena, dando con mis huesos en el suelo, el moratón del muslo me duraría un par de semanas. Más o menos por la misma zona se cayo también Nicola que venia un par de kilómetros por detrás.

Danielle y Nicola.

Danielle y Nicola.

Hoy será el último día que veamos a los italianos, pues nos comentan que en lugar de parar en Caceres, quieren seguir hasta el embalse de Alcántara.

Llegamos a Caceres sobre las 15:30 y nos alojamos en el albergue turístico de las Veletas, un sitio acogedor y muy bien preparado, desde donde el centro histórico nos queda a 5 minutos andando. Comemos en el Puchero, un restaurante situado en la Plaza Mayor que sirve comidas a cualquier hora, son las 16:30 y la paella entra de muerte. Cuando estamos a media comida aparece, como no, Damia, que nos tiene acostumbrados a llegar a destino tarde pero seguro. Aprovechamos lo que queda de tarde para visitar el casco histórico de la ciudad, según cuentan, el mejor conservado de todo el país.

Quinto día.

5ª Etapa (20/08) Caceres-Galisteo.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 75 km

Tiempo de pedaleo: 5:00 horas

Media: 15 Km/h

Salida: 8:00

Llegada: 15:00

Desayunamos en el albergue y salimos a las 8:00 en dirección a Casar de Caceres, por desgracia pasamos por Casar demasiado temprano y las tiendas todavía están cerradas, por lo que nos quedamos sin probar su famosa torta de queso de oveja. Cruzamos el pueblo de sur a norte y cogemos una pista cómoda por terreno casi descendente.

Ramón Divirtiéndose.

Ramón Divirtiéndose.

A unos pocos kilómetros encontramos una de las zonas más divertidas del viaje, se trata de una sendero descendente, estrecho , con curvas y muchos cambios de nivel, mientras bajamos hacia el embalse de Alcántara. La diversión se acaba al enlazar con la carretera N-630, por la cual se atraviesa el embalse, son unos 5 kilómetros de carretera, de la cual se sale girando a la izquierda por una pista que sube con una fuerte pendiente que nos lleva hasta Cañaveral.

La fuerte pendiente.

La fuerte pendiente.

Paramos en este pueblo para almorzar y coger fuerzas antes de subir el puerto de los Castaños. Después de mucho pensarlo decidimos subirlo por carretera en lugar de la pista, por lo que al final no se hace nada duro. Desde arriba del puerto hasta Galisteo son 25 kilómetros sin un solo pueblo ni fuente donde refrescarnos. Atravesamos un precioso bosque de alcornoques, donde se pueden ver los troncos pelados después de la recolección de las cortezas, con las que luego fabricaran el corcho. Después de salir del bosque el camino sigue por zonas de poca sombra y los últimos kilómetros se hacen largos. Tras una larga subida por fin vemos el pueblo de Galisteo, son las 3 de la tarde y antes de buscar el albergue decidimos comer y refrescarnos. Justo a la entrada del pueblo encontramos el hostal-restaurante Los Inmigrantes, después de tragarnos un par de botellas de agua en la barra del bar, entramos al comedor y nos encontramos con los portugueses, tres chicos de Lisboa que salieron de Sevilla a la vez que nosotros. Tras dar cuenta de la comida, un menú de 8 € bastante bueno, teníamos intenciones de alojarnos en el albergue municipal, pero Nerea, la camarera de restaurante nos convence para quedarnos en el hostal, por 10 € por persona nos ofrece habitaciones dobles con aire acondicionado, todo un lujo, entre su sonrisa y lo bueno de la oferta no nos podemos negar.

Para variar la tarde es calurosa y no se nos ocurre una idea mejor que ponernos el bañador y darnos un merecido chapuzón en la piscina. Tumbados en el césped y a la sombrita nos dan las 8 de la tarde.

Parte de la muralla que rodea la parte vieja.

Parte de la muralla que rodea la parte vieja.

No conviene despedirse de Galisteo sin visitar su casco urbano, que se encuentra confinado por una muralla del siglo XV que lo rodea por completo. Mientras paseábamos por la muralla y justo cuando comentábamos que ya era demasiado tarde para que llegará Damia, allí que apareció, con su bici amarilla que ya estaba pidiendo descanso a gritos.

Durante la cena comentamos la etapa del día siguiente, en teoría será la más dura, es el paso a la provincia de Salamanca con la subida a puerto de Bejar. Antonio no deja de preguntar por el desnivel del puerto y el perfil de la etapa. Por lo menos hoy podemos descansar en un buen colchón y fresquitos.

Sexto día.

6ª Etapa (21/08) Galisteo-Calzada de Bejar.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 79 km

Tiempo de pedaleo: 5:27 horas

Media: 14,7 Km/h

Salida: 8:00

Llegada: 15:45

Desayunamos en el bar del hostal a base de magdalenas y perrunillas, una especie de torta dulce típica extremeña y nos ponemos en marcha sobre las 8 de la mañana. Damia sale con nosotros pero su bici está ya para poco trote, los cambios no le funcionan demasiado bien y solo puede ir en plato mediano. A los pocos kilómetros se queda atrás, mientras nosotros nos acercamos a Carcaboso, a partir de este pueblo hay dos posibilidades, coger una carretera que bordea el camino pasando por Valdeobispo o seguir el camino, pero nuestra guía no aconseja esto ultimo ya que hay que saltar varios muretes de piedra y con las bicis cargados con las alforjas no es muy recomendable. De manera que cogemos la primera alternativa, se trata de una carretera estrecha y poco transitada pero con buen asfalto, Asfalto que pruebo de primera mano, ya que mi bici tiene la dirección cada vez más dura, hasta el punto que a veces se bloquea y en una de estas me voy al suelo. Al llegar a Venta Quemada, punto en el que regresamos al camino, decidimos parar para arreglar el problema. Soltamos la dirección y comprobamos que está sin nada de grasa y con suciedad y restos de acero que nos hacen sospechar que hay algún rodamiento cascado. Después de limpiar a conciencia el eje y engrasar con aceite liquido que es lo único que llevamos, parece que es problema está solucionado, al menos de momento.

Arco de Caparra (Lusitania)

Arco de Caparra (Lusitania)

Continuamos por el camino y a los pocos kilómetros pasamos por el Arco de Caparra, que es lo único que queda en pie de lo que fue una las ciudades más importantes de la antigua Lusitania. A partir de las ruinas de Caparra el camino se hace estrecho hasta convertirse en una senda que avanza entre arboles.

Restos de Lusitania.

Restos de Lusitania.

Un almuerzo para reponer fuerzas.

Un almuerzo para reponer fuerzas.

Al llegar a Aldeanueva del Camino cogemos otra vez asfalto para subir el puerto de Bejar, pero antes de meternos en faena paramos a almorzar un buen plato de lomo con huevos y patatas. Se va subiendo poco a poco hasta Baños de Montemayor y a partir de aquí nos quedan unos 3 kilómetros de subida más fuerte y ya estamos en Puerto de Bejar. Sin llegar al pueblo se coge un desvío a la izquierda que nos baja por un camino pedregoso de fuerte pendiente, son unos 3 kilómetros de bajada espectacular, donde alcanzamos los 45 km/hora. Así llegamos al puente de la Molina, cruzamos y tras unos kilómetros de terreno llano, llega la última subida de la jornada, la que nos lleva al precioso pueblo de Calzada de Bejar.

Llegamos sobre las tres y media de la tarde y nos alojamos en el albergue Alba-Soraya, regentado por un matrimonio muy majo con dos hijas que dan nombre al albergue.

Según nos cuentan, en el pueblo viven habitualmente unas 45 personas, pero ahora en agosto llegan veraneantes y habrá por lo menos 120, desde luego si se busca tranquilidad no hay un sitio mejor.

El albergue, y la colada.

El albergue, y la colada.

El albergue está muy bien y aprovechamos para hacer la colada y limpiar un poco las bicis. Después nos damos un paseo por el pueblo, tarea que no nos lleva más de 10 minutos y acabamos en el único bar del pueblo, donde nos encontramos con los portugueses que acaban de llegar. Por lo que entendemos, están dudando entre quedarse o seguir camino hasta el siguiente pueblo. Una hora después, tras varias cervezas y algunos bocatas de salchichón, no tienen ninguna duda de que se quedan. Ricardo, Cesar y Joao son de Lisboa y según nos cuentan habitualmente hacen rutas en bici de montaña, han hecho el camino de Santiago por la ruta francesa , por el camino del norte y diferentes caminos por Portugal. Para ellos el más bonito es el camino del norte, justo el que nos falta a nosotros.

Nos preguntamos donde andará Damia, ya es tarde y pensamos que habrá parado en algún pueblo anterior a Calzada. José decide llamarle al móvil y después de hablar con el nos cuenta que al final ha abandonado, entre los problemas con la bici y los suyos propios su aventura había terminado, por lo visto en Plasencia cogió un autobús y ya estaba en Madrid buscando transporte para llegar a casa.

De vuelta al albergue, la señora nos está preparando la cena, macarrones con tomate y tortilla de patata con ensalada. Nos juntamos en la mesa una pareja de peregrinos alemanes, los portugueses y nosotros, la verdad es que se agradece un poco de comida casera después de tantos días comiendo y cenando en bares y restaurantes. Después del postre preguntamos si nos pueden servir alguna copa, pero nos responde que tras una mala experiencia con un peregrino ingles que se paso de la raya, decidieron dejar de servir alcohol en el albergue, de manera que no nos queda otra que volver al bar para tomar un orujito de hierbas como está “mandao”. Joao, el portugués que más habla, se viene con nosotros, de camino al bar nos enteramos que esa noche proyectan una peli en la plaza del pueblo, es curioso ver como la gente se va acercando a la plaza con la silla de casa en la mano.

Septimo día.

7ª Etapa (22/08) Calzada de Bejar-Salamanca.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 74,5 km

Tiempo de pedaleo: 5:20 horas

Media: 13,8 Km/h

Salida: 7:30

Llegada: 14:30

Esta noche no nos a hecho falta aire acondicionado, el fresco de la sierra se nota y hasta me he despertado arropado con el saco de dormir. Nos levantamos a las 7 y salimos sin desayunar. La mañana es fresquita y se agradecen los manguitos, después de unos primeros kilómetros bastante llanos nos encontramos con una subida bastante dura o por lo menos así se nos hace, quizás el estomago vacío tenga algo que ver. Teníamos intención de desayunar en el primer pueblo en el que encontráramos algo abierto, pero es temprano y no encontramos nada hasta Fuenteroble de Salvatierra. Este pueblo es bastante conocido en la ruta por su párroco, el padre Blas Rodriguez, ferviente impulsor de la Vía de la Plata.

Un rico desayuno.

Un rico desayuno.

Desayunamos en una pequeña tienda de alimentación, donde amablemente nos calientan unos tazones de colacao y nos despejan unas mesas en la trastienda para que comamos tranquilos. Nos cuenta la señora que ayer mismo llegaron de un viaje con el padre Blas, en el que han peregrinado durante 12 días por las cercanías de Roma. Volvemos a coincidir con los portugueses, que han visto nuestras bicis aparcadas fuera de la tienda y han parado a comprar pan y embutido para prepararse unos bocatas. La verdad es que la idea nos tienta y al final nosotros también compramos algo para almorzar más adelante.

Si miramos el perfil prácticamente solo nos queda una dificultad montañosa reseñable hasta Astorga, y es justamente el punto más alto por donde trascurre la Vía, se trata del Pico de la Dueña y nada más salir de Fuenteroble se empieza a ascender. Primero el camino es bastante ancho y aunque va cogiendo pendiente, se rueda cómodo. El carril va atravesando dehesas y zonas abiertas en dirección norte durante casi 10 km, el camino se va estrechando y pasamos por una zona con numerosas cruces. En este punto creo que nos desviamos de la ruta, por que enseguida empezamos a bajar hacia una zona de encinas entre fincas ganaderas y no vimos ninguna indicación del Pico. Para cuando nos quisimos dar cuenta estábamos ya en Pedrosillo de los Aires, localidad que en nuestro mapa aparece a varios kilómetros al este de la ruta.

Después de desayunar almorzar.

Después de desayunar almorzar.

Aprovechamos la coyuntura para parar a almorzar los bocatas que teníamos reservados a la sombra de unos arboles.

Con el estomago lleno, decidimos rodar por carretera hasta Monterrubio y Morille, y enlazar con el camino un poco más adelante. A partir de aquí y aunque nos quedan cerca de 20 km para llegar a Salamanca, ya se puede distinguir la ciudad a lo lejos, y es que el terreno es prácticamente llano.

El puente sobre el río Tormes.

El puente sobre el río Tormes.

Nos acercamos a Salamanca por el oeste, cruzamos el río Tormes por un puente romano y desde aquí se pueden ver las catedrales, en primer plano la nueva y al fondo la vieja, nos dirigimos al centro de la ciudad, subimos por una calle peatonal de fuerte pendiente y enseguida nos plantamos bajo el pórtico de la catedral nueva. Es sábado y se nota en sus plazas y calles abarrotadas de gente.

La Plaza Mayor.

La Plaza Mayor.

Enfilamos una larga calle peatonal que desemboca en la espectacular Plaza Mayor, en cierta manera me recuerda a la plaza de la Constitución de Donosti, pero eso si, tres vez más grande. Son casi las tres de la tarde y decidimos comer antes de buscar el albergue; hace calor, pero los 34 ºC que marcan los termómetros no nos parecen gran cosa comparados con lo que hemos pasado días atrás.

Hay tres albergues en la cuidad y elegimos el municipal, junto al huerto de Calixto y Melibea. Es un edificio de gruesos muros de piedra y detalles de madera en su interior, es fresco y está bien conservado, además tiene una pequeña cocina y comedor y como pago solo piden la voluntad. Hoy también coincidimos con los tres portugueses en al albergue.

Salamanca, ciudad Patrimonio de la Humanidad, bien merece unos paseos por sus catedrales y sus numerosas iglesias, su Universidad, la más antigua de España y su magnifica Plaza Mayor. Para romper con el aire monumental de la tarde, acabamos cenando en un McDonalds, y es que un poco de comida basura de vez en cuando tampoco está mal.

Octavo día.

8ª Etapa (23/08) Salamanca-Granja de Moreruela.

Datos de la etapa:

Distancia recorrida: 111 km

Tiempo de pedaleo: 5:55 horas

Media: 18,7 Km/h

Salida: 7:30

Llegada: 16:45

Son las seis y media y me despierto entre cánticos gregorianos, es la manera que tienen en el albergue de levantar a los peregrinos. Miro el reloj y me doy media vuelta, entre ensoñaciones y cánticos dormito hasta que el despertador del reloj de José nos indica que hay que ponerse en marcha. Los portugueses nos llevan delantera, ya están desayunados y se preparar para salir. Nosotros para variar salimos sin desayunar sobre las 7 y media, a estas horas no nos queda otra que picar algo en una gasolinera a la salida de la ciudad.

La cruz roja para socorrernos.

La cruz roja para socorrernos.

Durante la primera parte de la etapa el camino transita paralelo a la N-630, por lo que al final nos decidimos a circular por la carretera. Hoy haremos 110 km y todo lo que hagamos por carretera lo agradecerán nuestras piernas y sobre todo nuestras maltrechas posaderas.

Pasamos por el Cubo de la tierra del vino y a partir de aquí volvemos al camino, a pesar de su nombre apenas vemos viñedos por la zona. Avanzamos por un camino paralelo a la vía del tren, es una zona que en época de lluvias debe ser complicada por el barro, pero en nuestro caso, con sol y 35 ºC no es ese precisamente el problema.

A falta de 20 kilómetros para llegar a Zamora ya se empieza a apreciar su silueta, avanzamos rápido por terreno descendente y antes del mediodía ya estamos en Zamora, cruzamos el Duero por un puente medieval y nos acercamos a visitar su casco histórico. Es demasiado pronto para parar a comer, así que decidimos tomar unas cervezas y seguir pedaleando hasta las 14:00. Hoy es domingo y hay Formula 1 y queremos aprovechar la parada de la comida para verlo.

Justo al parar a tomar algo, Julio se da cuenta de que acaba de pinchar, estamos en zona de marcha y los cristales de los vasos rotos la noche anterior nos hacen una faena. Después de arreglar el pinchazo y tomar las cervezas, salimos de Zamora por la N-630. A unos 8 kilómetros pasamos por Roales del Pan, justo a la salida del pueblo hay una piscina municipal con restaurante, son las 2 y estamos a tiempo de ver la carrera. Una hora más tarde, con el estomago arreglado y con Alonso fuera de carrera decidimos seguir marcha. El calor aprieta y tenemos que darle caña si queremos llegar hasta Granja de Moreruela, de modo que cogemos carretera aunque Antonio ponga mala cara. El viento a favor y las ganas de llegar nos hacen ir rápido y aunque un nuevo pinchazo a pocos kilómetros de Granja nos retrasa la llegada, para antes de las cinco de la tarde ya estamos en nuestro destino.

Es en este pueblo desde donde parte un ramal del Camino hacia Santiago pasando por Sanabria y Ourense, es el llamado Camino Sanabrés. Nosotros sin embargo seguiremos ruta hacia el norte, continuando la Vía de la Plata en sentido hacia Astorga. Pero eso será mañana.

Nos alojamos en el único albergue del pueblo, está situado a la entrada en el lado derecho de la carretera que atraviesa el pueblo. En un mismo edificio se encuentra el albergue, un bar y un local social.

Arreglando los pinchazos...

Arreglando los pinchazos…

Los numerosos pinchazos de los dos últimos días nos han dejado sin cámaras de repuesto, así que después de la ducha nos dedicamos a poner parches y es que aunque solo nos queda un día para llegar a Astorga, ya no nos fiamos. Curiosamente en las seis primeras etapas, donde el camino transitaba más por monte, solo tuvimos un par de pinchazos, pero las dos ultimas etapas, más llanas y con más tramos de asfalto hemos pinchado seis veces.

Después de terminar con las reparaciones nos damos una vuelta por los alrededores. Granja de Moreruela es un pequeño pueblo de apenas 300 habitantes, que como su nombre indica nació como granja del Monasterio de Moreruela, ahora en ruinas y situado a unos 3,5 km del pueblo.

La Granja de Moreruela.

La Granja de Moreruela.

Paseando por su plaza nos encontramos con un abuelete con ganas de hablar que nos cuenta brevemente la historia del pueblo, en la misma plaza queda una casona que conserva el escudo del Cister por ser casa de los monjes, a pocos metros estaban la iglesia primitiva y el antiguo cementerio, ambos según nos cuenta se trasladaron y hoy en día están en la periferia del pueblo.

De vuelta al albergue, ya atardeciendo, pudimos apreciar las columnas de humo procedentes del incendio que estaba afectando a la cercana Sierra de Culebras, cerca del camino Sanabrés en dirección a Tábara.

Cenamos en el bar del albergue, buen precio y comida abundante. Ya se está acabando la aventura y tenemos sentimientos encontrados, por un lado tenemos ganas de acabar y soltar la bici, son muchos días pedaleando y las piernas y sobre todo el culo nos están pidiendo tregua, por otro lado nos queda la pena de acabar esta ruta que nos está encantando y que poco tiene que ver con el camino francés que hicimos hace dos veranos.